miércoles, 4 de agosto de 2010

Somos los Borg...

Quién no estaría fascinado por un concepto como los Borg? Eficiencia y orden en su máxima expresión. Miles de millones de seres, todos unidos en una sola mente, buscando convertir el universo entero en una sincronía perfecta... por las buenas o por las malas.

El minimalismo por excelencia. Lo que no se ocupa, que no estorbe. Una nave... como construir una nave? Pefectamente cúbica... o si queremos ponernos finos, perfectamente esférica. Las dos formas más regulares y eficientes del universo.

A lo que voy, en realidad, es que me parece que el minimalismo rules. Los diseños minimalistas tienen un cierto aire mágico: función sobre forma, pero balanceado correctamente para no convertirlo en algo puramente funcional.

De hecho supongo que mi cama actual será un caso de minimalismo extremo, la función absoluta olvidando la forma. "Pero eso no es una cama, es un colchón en el piso"... como dije, función absoluta obviando la forma.

La madera labrada es bonita, y la pintura y las cortinas inmensas y los muebles con biselados y salientes son divertidos, pero demasiado complejos. Hay demasiado que ver por todas partes, demasiadas cosas compitiendo entre sí a ver cuál se lleva la atención. Al fin y al cabo se convierte todo en una sopa indescifrable de biseles y líneas y vetas por todas partes.

Presenciemos, entonces, el otro lado de la historia:


Simple. Limpio. Preciso. Es lo que es, sin decoraciones superfluas ni texturas complicadas por todas partes. A quién no le fascinaría?

Simple como es, cualquier diseñador probablemente lo cobraría a tres veces lo que cuesta un barroco moderno con decoraciones y biseles por todas partes. Esa es la contradicción inherente en el minimalismo: es mil veces más simple, pero extrañamente cuesta diez veces más caro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario